Tengo miedo a dormir,
a hundirme y dejarme a merced de mi subconsciente,
donde habitas tú, como una inocente asesina,
como si no supieras que ibas a matarme.
a hundirme y dejarme a merced de mi subconsciente,
donde habitas tú, como una inocente asesina,
como si no supieras que ibas a matarme.
Tus manos recorrían mi futuro cadáver
que ahora renace como un inquieto autómata.
Te corres café en mi boca
e invoco pesadillas de sueños pasados,
la transformación empieza en mis manos
que te buscan
y termina en mis ojos
con la forma de mirar el mundo.
No hay calma, nunca hay calma,
y a veces necesito dormir acompañada,
busco mentalmente,
fantaseo con varias posibilidades interesantes.
Cuando sólo busco amor
y termino el día adentrándome
en la madrugada libro en mano
y banda sonora de mis latidos que os reclaman.
Me da miedo la noche porque me mata
y renazco al amanecer
con la muerte impresa en las manos,
rogando no matar todo lo que toco.
Con la primera luz muere mi nostalgia
y te invoco por última vez,
deseando agazaparme entre tus piernas,
inspiro frío y me activa,
repito mentalmente el mensaje
y vuelve a mi cabeza la reflexión de hace unas noches:
“Los libros me han salvado la vida”
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