Sentir el peso de toda la humanidad
en la espalda
y querer huir de ahí,
renegar incluso del género humano.
La incomprensión es constante
y todo lo que crees respecto a ellos,
un espejismo.
Es triste, es triste pensar así, lo sé,
pero ¿qué puedo hacer si he llegado
a esa conclusión?
Seguiré avanzando
mientras rozo únicamente
de refilón otros cuerpos.
Me pregunto si ellos piensan lo mismo,
si pueden llegar a sentirse
acorralados
en la propia incomprensión.
Llegados a este punto supongo
que sólo quedan dos opciones,
caminar rozando cuerpos
y compartiendo noches,
no demasiadas.
O rezar, a quien sea,
para que alguien me salve,
para que me agarre tan fuerte
que sea imposible
que no profundice en mí.
Para juntar a la humanidad entera
en nuestro abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario