miércoles, 30 de julio de 2014

Mi jungla

No soy fiable
para los que quieren
la seguridad
de un ladrillo
atado al cuello,
siempre fiel.

Desafío mis propias leyes
y quebranto por norma
las leyes del resto,
no me rijo por patrones
demasiado normales.

Detrás de cada acción cotidiana
hay un pensamiento atípico.

Me miran pero no me ven.

Cuando cruzo pasos de cebra
creo estar saltando puentes

en el Amazonas.

martes, 29 de julio de 2014

Sobrevive siempre al tráfico y borracha grita que no necesita a nadie, se pone sentimental sobria, recita poesía a solas, llora a punto de correrse. Aún no ha encontrado la fórmula pero la busca de tanto en tanto, sin pausa pero mostrándose indiferente, de vez en cuando, no da tregua a sus instintos y los deja correr riéndose cuando los analiza. Aún no ha canalizado su fondo y cree que debería empezar a aprender a comer con palillos chinos. Hoy está sola, como siempre cuando dice nunca, como nunca cuando no ha bebido, como cuando tú no estás, siempre que no la ven y a solas, como nunca, como siempre. Dice que debería dejar de fumar cuando aún no ha empezado, para no engancharse, pero en salas oscuras de lugares desconocidos le encienden la mecha y se siente como en casa, rodeada de desconocidos, nadie juzga y a la salida del nuevo sol cree renacer en vida, ¿acaso estaba muerta? Es cierto, vive en una eterna resaca, en un margen, el ultimátum perfecto. Alarga el cigarro, lo dobla, lo rellena, consumiéndose lenta e inexorablemente cuando nadie fuma.

sábado, 19 de julio de 2014

Volvemos siempre a lo mismo, como animales asustados que se alzan poderosos, ¿has visto alguna vez llorar a un lobo descalzo? Nos hacen caer porque nos dejamos arrastrar. Mi perro ha vuelto a casa, seis años y aún lo siento como un cachorro. Mi hermana lleva seis día fuera de casa y me he acostumbrado a su ausencia, no sé hasta qué punto podría aceptar los cambios sin inmutarme, por muy trágicos que fueran, a veces me asusto a mí misma. Ayer recorrí una ciudad pero mis pies parecen puros cuando acaba el día, aun con asperezas. No paro de imaginarme con una cicatriz gigante en algún lugar y no sé si es algún tipo de premonición, pero no me asusta, le daría algo de encanto a mi cuerpo, a mi rostro. Parece que algo está bajando a las profundidades de mi ser cuando pienso en esto o quizás es mi propio ser el que desciende a las profundidades de algo aún más grande, ¿más grande que yo?, mi miedo, el miedo mundial, la desidia universal. Si se comparten sentimientos deben de tener un lugar de procedencia. Una habitación vacía sitiada por puertas, las mismas salidas son las mismas condenas pero es obvio que permanecer en el limbo no es la solución definitiva, aunque temporalmente podemos fingir no ser mortales y acomodarnos un poquito en la nada. Ellas cuando tienen hambre levantan la cabeza, yo cuando tengo hambre la agacho.

Tambalearse rígida

Son las doce
y no consigo dormir,
es pronto,
demasiado pronto,
todo sería distinto
si llevara ya dos días
sin dormir,
porque sería tarde,
demasiado tarde,
y no hay insomnio más grande
que la falta de motivos
para seguir despierta.
Me afecta la ausencia de algo que me impide tener carencias, mordiscos afectivos en el bajo vientre, por ejemplo, que me recuerden que no sólo se grita de dolor. El agotador sentimiento del caluroso recuerdo de vuestra ausencia, no como tal pues no se ha cometido, no me es posible aferrarme a ficticias realidades pasadas, por ahora, no es mi estilo amar una mentira, pero sí lo es amar lo inexistente y anhelarte, aunque no existas, porque te perpetúo perfecta y mando mi amor a precipitarse al vacío.


Antes seguro que hubiera escrito sobre ti, posiblemente hasta te hubiera idealizado enormemente, colocado en el aire, mantenido en suspiros. Antes hubiera construido mil edificaciones en torno a tu persona, recreado el momento, revivido los besos. Antes, cuando aún amaba por norma, cuando despreciaba el valor de mi propio amor con lo que amaba y me entregaba rápido. Cuando era una ilusa completa, de envío rápido, ahora mando mis partes poquito a poco, pues me rompí o me rompieron, pues me dejé romper. Y si hoy te escribo no es para recordarte ni por necesidad de ti, es porque necesito mirarme en el espejo que sólo el papel regala y saber lo completamente ilusa que fui.
Que he perdido la fe, que es muy posible que también existan las resacas en invierno, pero he perdido la fe. Hace unas horas estaba tomando café en el Carmen y pateando la ciudad con una mochila llena de libros, lo sé, pero me absorbe de forma tan absoluta este instante que es posible que lleve cinco años gritando en esta silla y no me haya dado cuenta. Me abruma la seriedad de estas palabras, pues hay convicción en ellas y es terrorífico dudar de lo acontecido. 
Todo lo que carece de sentido me atrae sobremanera, soy un faro que busca el absurdo, un imán que atrae la incoherencia, pues nace en las altas cumbres y muere en los barrios bajos, en los momentos álgidos de los más decadentes o en la decadencia de los más grandes.
El amor mata al miedo
y el miedo mata al amor,
pues temes amar

cuando amas sin miedo.
Todo es más simple, me angustia el simple hecho de estar viva, cuando todo es tan simple. Que mueran todos los que desordenan el caos, es perfecto así, como un puzle que une palabras inconexas y crea dibujos abstractos, sólo así se comprende el mensaje. El camino con destino no es más seguro, caminante con rumbo eres sólo la falsa seguridad de una trampa, encerrado en tu jaula ves el paisaje. Estoy tan cansada que me siento ebria, sólo quiero emborracharme en todas sus formas, esnifar de tu cuerpo, quedarme sin oxígeno de tanto aspirar tu esencia, pretendo robarte el formato perfecto pero en mi carne perdería originalidad. No busco las palabras adecuadas, sólo esparzo pintura sobre el papel en blanco y formo el cuadro completo, una vez acabado todo mira desafiante, sus vacíos encajan, sus huecos se complementan.

viernes, 18 de julio de 2014

El grito me devuelve al presente inmediato, físico como un golpe en la nuca, frío como un hielo bajando por tu espalda. Me abruman tantos edificios y tanto aire, parece que estira de mí todo lo que me rodea, en todas direcciones. A veces siento que el mundo me agarra desde todos los ángulos y pretende hacerme suya en todas sus vertientes, pero yo no abarco, mi cuerpo se desgarra y de la sangre que brota se crean ríos que envenenan las especies autóctonas. La norma me odia porque la asesino, me invocan los desheredados. Mi olvido tiene memoria, pausada y permanente, recoge destellos de tiempos muy pasados pero nada remotos. Las yemas de mis dedos se queman en el fuego constante que ha alumbrado a todos los que se escondieron en el monte porque las farolas electrocutan a los que las miran dotándolas de una presencia real y dolorosa. A decir verdad apenas entiendo la vida pero tengo reflejos para afrontarlo todo. No soy un lienzo donde se pueda pintar, sólo podrá habitar en mí quien tenga la suficiente fuerza para atravesar el metal.
Las formas se suceden de idéntica forma, la norma ataca con su orden cronológico, los actos, los hechos. No hay que temer la reacción, somos espejos de papel de plata, fumables y comestibles para seres de hojalata. Me despierto cuando no ha salido el Sol, creo que es mi forma de alargarme en vida, no entiendo de nada que requiera sentimientos fingidos y la cerveza sólo me recuerda a sexo. Si me preguntáis quién soy debería hacerme la misma pregunta, pero el reflejo sólo emite respuestas preconcebidas. Mi boca no lanza sonido alguno pero interpretáis perfectamente las paredes en blanco para pintar vuestras palabras. Si tengo que mover mandíbula hacedme gritar, no me consumo, permaneceré inmutable hasta que desaparezca, evaporándome ante vuestros ojos. He acumulado suficiente material para hacer explotar el mundo pero sólo me voy yo llevándomelo conmigo, mío, mis ojos que miran y rapto la imagen.


No conozco lo que se presenta abierto y sin recovecos, no acepto tal imposibilidad, me asustan los espacios abiertos cuando me reflejan. La soledad es inminente al tocar el suelo, pero levitamos cuando ardemos para no incendiar la Tierra. Soy lo que nunca podré ser y aún así no puedo dejar de ser, lo que no conozco y me habla a través de mí. No me sé el abecedario pero me escribo a mí misma, no tengo nada pero me rodeo. Esta noche hará calor, siempre vuelve el verano, ni por un momento pensé que dormir acompañada iba a disminuir la temperatura. Me he desprendido de mi propia piel, las flores del balcón han muerto porque nadie las ha regado, no existe regadera en mi tierra, amaestro espectros cuando nadie mira. Cae, cae, cae. No yo, no tú. Se apagan las luces pero la oscuridad nunca reina en el mundo de los ciegos. He renacido mientras me incendiaba y ahora estoy hecha de fuego, indestructible en mi condena. Me alzo cuando nadie mira para no abrasarlos, porque podría apagarme y borrar el mundo tal y como lo conocemos, tal y como lo conozco.
Hay paz porque estoy mojada y fluyo deslizante sobre la superficie de espejo de este terreno infértil, no he dormido ni aspiro a hacerlo, ha sido un día genial y redondo como la perfección misma, si tiene forma, será cualquiera, pero hoy ha sido circular. Suelo escribir cuando estallo, es mi forma de sangría, mi cura terapéutica, pero hoy apenas coherente mis manos obedecen impulsos que alguien emite, no yo, no sé. Soy consciente de mi cuerpo porque duele al igual que duelen las heridas cuando no se curan y sangran de madrugada despertando a todos los gatos del vecindario, para que me miren, porque la Luna a veces no es suficiente. Enjabono el cielo, de forma literal, por supuesto, y no espero respuesta ni luces de alarma, es por gusto, puro vicio. Abandono resquicios de lo que nunca fuimos, fantasmas asaltan para reafirmar el terreno volátil, explosiones a mi espalda, luz, más luz.
Serpenteante llega al lugar de dónde nunca se fue, fuma opio imaginario, en las nubes canta rebelándose, invocando de forma superior a algo que no puede provocar, se ríe de su propia ironía. Nací desnuda y con las palmas de las manos limpias, hoy puedo despojarme de las ropas, pues no se pegan a la piel si no está sucia. La corrupción amenaza detrás de cortinas de humo, pero seguid fumando (¡seguimos, seguimos!) hasta que sea demasiado tarde (nunca es demasiado tarde) y rompeos las muñecas retorciendo a lo obvio, a fuerza de golpes matando la coherencia para volver a ser puros, a hostias no se soluciona nada, y como última salida escupes en el cristal de los recuerdos y te esfumas, como el humo, como el polvo.

martes, 15 de julio de 2014

He cedido cuando no había manos para abrirme el camino, he atravesado ciénagas para no parar de hablar de mí, por equivocación he enviado mensajes en idiomas desconocidos, mi creatividad, mi ser se encuentra indescifrable. Qué efímero es un beso lanzado al aire, como el alma de quien lo recibe por casualidad. Los gatos no temen las caídas porque han oído demasiadas veces que no les afectan. Sus siete oportunidades no son nada comparadas con las nuestras, nos salvamos sólo con desearlo. Pequeños círculos entrelazados entran en mis pulmones, llamaradas de fuego establecen contacto con mis retinas. No es el infierno. Veo la perfección como un bordillo mojado contigo encima. Asfalto agónico, catarsis en forma de suspiro delirante, si no es posible, si no lloramos, si no hacemos el amor, siempre podremos darnos a la bebida y renacer con tequila en la calle al tirar todo lo que no te corresponde. Nos limpiamos expulsando de nuestro cuerpo aquello que no es nuestro. Treinta y siete grados de tequila hacen vomitar tus últimas comidas, invocan tu bilis. Treinta y siete manos ajenas o propias, treinta y siete lenguas provocan tu sangre blanca. Treinta y siete ojos que miran y no dicen nada, treinta y siete puñaladas, treinta y siete tús derraman el mar por mis ojos. Estamos todos equivocados de camino, pero no importa porque vamos al mismo lugar.

sábado, 5 de julio de 2014

Pasan los días, los meses, y yo me siento amenazada porque no consigo involucrarme en nada, me estoy alejando de mi propia vida, como una placa de hielo que se separa del glacial. No sé adónde voy ni puedo parar el viaje, e irónicamente mi miedo por derretirme y desaparecer me hace reforzar el hielo que me envuelve. Estoy perdida, no sé si sólo soy una masa de agua congelada o si sólo soy agua, que incluso puede evaporarse. Si soy gas, líquido o sólido, si lo soy todo o no soy nada. Nací helándome pero me distancio y veo ciudades de hielo que se alzan inescrutables manteniéndose en su propia tortura, petrificando el gran absurdo. Ando a la deriva y dudo incluso de mi forma, desconozco mi contenido. Ahora estoy físicamente sentada en mi física silla de mi físico cuarto de mi material y sentimental mundo actual, pero se desprenden pedazos de mí que huyen en todas direcciones. No puedo llorar pero me estoy inundando por dentro. Espero no dejar un cascarón vacío cuando todo se haya marchado. Espero reconstruirme en otro lugar.

Siempre y cuando

Divisando el horizonte
deslizo la mano sobre mi frente,
anticipando el cansancio
me rajo horizontalmente.

He cedido mi sitio
y no hay película
pero sitiarme entre cuatro puntos
cardinales hace correr la cinta.

Se sentenció en vano
y se agotó el acero de la guillotina
pero dos piernas son válidas,
un golpe certero que te deja seco
cuando te mojas.

Irónico panfleto que muestra cosas
que nunca harías,
pero la novedad se acepta gustosa
siempre y cuando no sea descabellada. 
Ha pasado demasiado tiempo y uno aprende a vivir a base de recuerdos que se vuelven buenos para ahuyentar el suicidio. Te conviertes en una extensión de lo que fuiste pero más sabia. Pasa el tiempo y el mundo, ruedan las estaciones, y esperas poder volver a implicarte en algo. Pero ya nada me succiona, hablaré claro y en primera persona, me siento dejar fluir por las aguas de la vida, por su superficie, como quien sólo usa el fuego para calentarse, pero ya no buceo ni me dejo arrastrar por mi afán curioso que anhela estar desquiciada. Sigo excusándome y diciendo que pronto llegará la primavera.

Cazadores furtivos

Me he creído digna
de todo lo que no tuve
mientras rechazaba
abrazos
y besaba zarzas.

Me he creído buena y válida,
he fingido quererme
mientras me abría, otra vez,
en canal para adelantar trabajo.

Me he confundido y masacrado
rodeándome de gente
que ni de lejos parecían dioses,
pero he excavado mi
propia perdición subterránea
enterrándome de cintura para abajo
dejando así que parecieran más grandes.

Me he vuelto fría bebiendo
de entre las piernas
de reptiles nocturnos
que no saben calentarse
pero que te calientan
para beberse tu sangre
y te dejan pálida
al borde del desastre.

Frente al espejo ya no te reconoces
y te lanzas a las mismas
impúdicas costumbres
camuflándolas con acero y vodka.

Precipitarse

Yo he estado esgrimiendo
en los altares
de tu alma
toda acción prohibida
para enfundarme en ella
y anticiparme a la masacre,
pero tú te has resignado
a lo obvio
y lo has decorado
con velos de flores muertas
y no has bajado del pedestal
donde te dejé
para ponerte a mi altura
porque creíste en la farsa
que yo mantuve en el aire.

La caída será inminente
cuando aparte mis ojos
de tu fondo coloreado
infantilmente
con el rojo de la sangre falsa.

Caerás y no sólo abandonarás
el lugar donde nunca te encontraste
sino que romperás
tras de ti techos y techos
con la fuerza del impacto.

Sequía

Los suicidas sobreviven sin prisa,
los llantos no son peligrosos,
quien llora se limpia,
se riega y renace,
la lluvia resucita las calles,
eh, poeta urbano.

Desde el principio de los tiempos
hemos temido la sequía
como el mayor de los males
y tiene un obvio y científico sentido.

Pero ¿qué coño pasa
cuando se secan los ojos?

Santa mierda

No hay lágrimas
ni nada que se derrame.

No lloro,
me inundo por dentro.

El cielo está abierto,
mi mente está abierta
pero mis pies anclados
al fango.

Me consumo y me hago
más profundamente inexistente,
como un pozo del que nadie
ve el fondo,
donde nadie se mete.

Tiran monedas dentro de mí,
pero con eso no me alimento,
las fundo y me creo
mi gran mierda dorada.
A veces me pregunto cómo nos querríamos fuera de estas cuatro paredes. Quizás igual pero sin fingir. Si me dicen “su amor o una bomba atómica”. Elegiría la bomba atómica, aunque nunca te lo reconocería. Aún tengo que hacerme la dura y esas cosas.
Cuánto daño nos están vendiendo, cojones, que no tengo objetivo directo pero disparo, y a quien llegue, llegue, que se expanda en todas las direcciones. En serio, es bastante posible que aún no te conozca, pero esto va para ti. Aunque es bastante posible que nunca lo leas.
Culparía a algún dios onírico, secuestraría a Morfeo, lo amenazaría. “Eh, ya está bien, deja de recrearte, todo eso ya  ha pasado o aún no ha pasado, déjame libre”. Le resumiría mi vida, todo lo que recuerde, y él la dotaría de otros significados. Tenía que ponerme el despertador, no recuerdo cuándo hice esa puta marca. He esparcido mis señales de alarma, constituido el engaño, suplicado en vano. He cometido mil pecados, pero Jesucristo no murió en mi nombre. Me analizo cada músculo de mi cuerpo, me mutilo las garras. Me pone dejarme indefensa. He tonificado mi piel y asfixiado mi cuerpo. Te sometí a torturas indirectas. Arrasé calles y aún no he explotado. El mundo vuela por encima de mi cabeza y a mí no se me ocurre otra cosa que mirar al techo. Estamos perdiendo el norte, la Tierra sigue girando y yo con esencia de globo aeroestático, otras sustancias sustituyen al helio. No necesito nada cuando pienso, mato para no pensar y me elevo.
Qué hipócrita al fingir que el amor no existe y no rellena mis textos, que mis letras no son comestibles. Qué cínico, masticar prosa y hacerla estática, contundente capturadora de esencias. He dormido más sobria que hoy, pero de sobra sé que lo único que hay es todo lo que negamos. Recorremos las calles creyendo levitar, saltando charcos. Los que aman la lluvia no beben de ella. Embotellamos discursos y encerramos amores. Tragamos fluidos rancios, nos envenenamos. Arrastrados por el suelo nos creemos aves rapaces. Aún no he renacido del desastre porque el desastre es esto y joder, claro que escribo de amor y todo lo que escribo puede tragarse, digerirse, interpretarse. Me mancho y camino. Mañana olvidaré todo esto, el papel no engaña, pero mantiene inmóvil algo que fluye continuamente, dotándolo de diferentes significados.


miércoles, 2 de julio de 2014

Amamanto a mis futuros torturadores, abrazo espectros y los hago míos, los atesoro dentro de mí. El agua resbala por mi garganta, metáfora del cuchillo. De dentro a fuera, de fuera a dentro, lo inerte también entiende de poesía. Transvaloro los nutrientes. Abrazo fórmulas mientras me chupo los dedos, diferentes esencias se adhieren a mi lengua. He nacido de todo lo que me ha matado, llevo tu cicatriz en mi frente. Mis venas aún te invocan, enveneno todas las gotas que vayan a entrar en tu cuerpo. Me anticipo a tus suicidios. Lo importante del salto no es la caída, es el aire.
Que me queda super bien puesta debajo de la ropa, está genial dentro de mí. No hay tallas, me explico, es talla única, se dilata y se contrae, se adapta bien. Lleva haciendo sol como media vida, es bastante asfixiante, mientras pasa el tiempo yo busco gatos. Ahora estoy en una etapa mucho más madura, me autodestruyo pero con el humor adecuado. Cuando me aburro finjo que todo va bien y me integro camaleónicamente. Paso desapercibida hasta que me río. En serio, no valgo para esto. Por ahora mis comportamientos están trayendo los resultados esperados: me aíslo y me elevo a la inversa.