viernes, 22 de agosto de 2014

Allá

Mientras se pueda seguir riendo
para qué mentir,
allí abajo,
en el fondo,
mi reflejo aún sonríe
y pienso
que sería genial
poder diluirse en agua,
desdibujarse
en esa sonrisa perpetua,
perfecta en el desastre,
irónico asesinato camuflado,
la salvación
adopta muchas formas
y yo me siento,
expulso humo
y pienso
que eso sería genial.
Me culpas de tener miedo a las alturas, a su lado aflora mi instinto suicida, rectifico, afloraba. Ahora ando sola y nadie me provoca alucinaciones, ahora que avanzo sola el frío me persigue, empapado en viento, involucrado como yo en aquellos tiempos, hasta el fondo, hasta donde tú me entrabas, donde yo salía, siempre tan radical, me ha susurrado que soy definitivamente libre, ¿sabes? Y yo corriendo, huyendo, tenía miedo de ser atrapada, tenía miedo. No podría soportar otra vez verme absorbida por el asco y la distracción. Si empiezo a rememorar mis primeros recuerdos de mi nuevo yo, actual yo, comienzan hace dos años, si miro hacia atrás veo a otra persona, yo soy a partir de tus besos, de los metafóricos besos que supusieron para mí la ruptura con el mundo en el que vivía, tuve que enfrentarme a tanto, romper, rasgar, cortarme tanto. Fue fácil, fluido como la sangre, me derramé por todo el paraje, ahora hay partes de mí todos los lugares. Un laberinto industrial. Dos años después, extrapolo la situación y lanzo la cifra, rectifico, dentro de cuatro años desde el comienzo de todo, ahora estoy en el centro del desastre, límbico estado, ahora habito en el ojo del huracán. Nunca te diré que hago excesivas referencias a lo largo del día a tu persona “ella me enseñó esto… sí sí, allí vivía ella… joder, era tan blanda como tú” Como duele hablar de pasado cuando sientes una liberación al hacerlo pero notas que yaces en la prórroga. Esto aún no ha comenzado, está empezando a comenzar y va a ser tan efímero.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Teorías

Rebotan las voces opacas
dentro de mi cabeza
recordándome
que a ratos también
soy humana,
que me desnudo cuando
tengo frío
y reclamo un cuerpo,
me siento,
hago la espera crucificada.

Mi frío aniquila
la navidad
pero me trae abrigo.

Las ausencias me asfixian,
el verano me devuelve
lo que nunca tuve,
no me encontré
entre los brazos de nadie.

Nihilista a ratos,
hoy me pregunto
por qué nadie toca a la puerta.

Estoy encerrada,
camuflé la entrada
en mis ratos de histeria,
sitiándome,
salvándome en mi condena sólida.

Tragué cemento
para hacerme dura,
aunque tengo la sospecha
de que el truco es otro.
Podría haber sido más breve, pero al borde de un quinto piso los modales se relajan. Me confundí, no sale tinta del boli, a veces los errores se pagan caros, transformamos las formas, ahora será un arma blanca. No son instintos suicidas pero en ocasiones es necesario ejemplificar la metáfora, escribo con la sangre que brota de mis sienes, chica obsesionada con conceptos abstractos. Me despierto en mitad de la nada y el eco es mudo, ignora mi corazón atravesado, el metal es un adorno si se juega sucio. A las seis de la mañana los modales pierden importancia, dios, sólo las madrugadas me salvan, pues luego los adornos se superponen a las flores y acabamos amando jardines de mierda. Es hasta banal el hecho de tratar de explicarlo, no es mi intención ser lírica, literalmente estoy encerrada en un cuarto de baño, toda mi familia abajo, al parecer el suelo que piso necesita reafirmar que no encajo, nunca, me adapto bien y me divierto, sinceramente, nunca he dejado de sentirme sola.