Levántate
y camina por otros
o para tu propio sufrimiento.
Sacrifícate en vano
y llora siempre a escondidas.
Pelea contra enemigos ficticios
y llena tu vacío con más vacío.
Luego pregúntate
por qué la gente anda loca por la calle,
por qué lloran a escondidas
y por qué toman pastillas rosas.
El mundo no es un lugar para acatar,
la vida es un lugar por convertir.
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