jueves, 6 de diciembre de 2018


En este juego de palabras
Donde el suelo cruje,
Como bañado de sal por accidente,
El orgullo es una fuerza inconstante.
Vivir es ser otro, me deshago en voces opacas
Para echar las cartas miro este reloj
Tan vacío de hora
Me renuevo en el bucle de la espera aceitosa
Y con intrincado esmero me rompo las manos
Una detrás de otra
Como si mi cuerpo fuera una flor seca
O un animal del que alimentarse.

viernes, 13 de julio de 2018

Sémola de polvo y trigo


La cabeza que rota
La medusa que flota estancada
La simiente que aún llora hacia abajo
Los morados dolores del tiempo del golpe
Las cloacas de bocas manchadas por dentro
Las vertientes que rompen en frente del ojo
Los sonidos dorados del sol que se apaga
Son palabras que vida
Que ruido callado
Que soplo de aire caliente en la nuca.


Entornando los ojos como relámpagos rápidos
De un centelleante brillo
Que sólo se manifiesta en el recuerdo
Entre los sonidos callados de los cuerpos
Que sólo hablan
Para contar los sueños como alusiones verdaderas
Si desaparecen los escoltas
De la sangre prometida
Y metáforas tapadas con palabras falseadas
Si los relojes de arena se mojan con el agua del mar
Que dejan
Nacerá el tiempo en un bloque
De permanencia inevitable
Así los actos dejarán de ser temidos por sus consecuencias
Y surgirán los ritos, los rituales sin rastro
Un viscoso placer por el hacer de la belleza
De los sonidos que nacen con el movimiento de las manos.


He visto colores que parecían sábanas muy usadas
Y manicomios del tiempo contenido en cólera
Aplastados establos donde la paja se acumula
Bajo la soberbia sangre de industriales sacramentos.

domingo, 8 de julio de 2018


Con un gesto voluntario, ojalá saludar la vida
Reconocerla amablemente
Entre tenues colores
Cuando la marea baja, parece siempre algo cíclico
Dejar que moje la arena que el sol seca tantas horas
Que los peces avancen un trozo más grande de mar
Que se sequen las algas, aburridas de permanecer aferradas
Y que las gaviotas busquen entre la muerte algo que llevarse a la boca.
No eres un saqueador, eres un carroñero.
No tienes poder para vivir matando, te nutres en realidad
de lo que yace muerto
pero así no te honra, es tu imposibilidad
no tu voluntad
la que se encarga de esa limpieza terrestre.
No des por buenas acciones lo que supone el límite
de tu perversión.
No te honres demasiado si tus sofocos dan
para volcar una mesa
y dejar la sal segura a un lado.






Un círculo de sangre
una vibración
silbido de luz
azucena estancada.
Que no nos hemos dado ni la piel
ni el pellejo, ni un vestigio
sólo miradas hacia dentro,
hondas como puñales clavados
de los que no se sabe la longitud.
Hacia dentro todo es oscuridad e inexacto
los relojes se frenan
pues la hora de la carne, de la sangre
no se materializa con ese avance
es irremediable la voz que el eco muestre
fuera de la garganta
Ay, pero el viento formaliza los mandatos
y hace salir los poemas como por urgencia
cuando aquí, sin más, se maceran sensaciones.

domingo, 1 de julio de 2018


Ritmo ardiente, colmillos rotos,
no comas a tu presa, atrápala, eso basta.
Basta para desmitificar el oficio de la cacería,
basta para hacer saber que Diana no sólo era una sádica
basta para juntar los pies al borde del precipicio tradicional.
Crear crearás, eso es seguro, golpea los puños
para mostrar tu fuerza, como todos los animales,
pero a diferencia de ellos,
no hagas el impacto contra el otro
date a ti, en el pecho, en los ojos, en las mismas manos
golpea puño contra puño
rompe la materia.


En un trance, un rombo, tronco, descontrolado, miente por el placer, por el placebo, quiere creer, crear, creerse, hacer realidad sus mentiras, habla para decir, para pedir perdón, arrepentido, ha contado los momentos de placer y no son muchos, ha creído que el dolor no esconde vida, tiene fruta y fondo y fuego, y también rompe. Ruedas, rudas mentiras, silencios machacados, semillas buenas, semillas malas, producción, destrucción, simiente, nacimiento de un volcán, un sismo, seísmo casi provocado, un rótulo, noticias obvias, verdades a medias, amurallarse, segmentarse, prohibirse, exhibirse, manifestarse. Ojos rojos, mundo vivo, luz de julio en la retina, nuevo día, piel de serpiente, si sueñas en rojo despiertas acalorada, si vives despacio, mueres tan sólo una vez. Elige el número, el sitio, la hora, tienes tiempo.

El cordero que escapa


Adivina qué, adivina cuál, adivina dónde
es la prueba definitiva que te darán
una prueba de amor, una prueba de vida,
de voz, de ausencia.
No se repiten los días sino en secuencias,
no se repite la vida sino en la muerte,
no encontrarás consuelo dando dos pasos más,
hacia delante el mar aguado en desánimos.
Pero si pretendes juzgar a Dios desde aquí sentado,
desenredar los hilos y avanzar en línea recta
te diré que el corazón se aburre más incluso que los ojos,
que verás tierra lisa y seca
que tu vida se tuerce en penitencia
así como un Moisés predicando en el desierto,
y aun con escucha, ¿quién oye?, ¿quién ve a quien camina solo?
Si has avanzado un largo trozo, vas a darte cuenta,
has roto el encantamiento, y bien, no eres libre,
tienes entre las manos la cuerda
que infinitamente has de seguir.


El estanque de los vivos


Qué poeta, qué profeta,
qué estanque de agua estancada
cómo decir sin redundar
cómo salir de la rueda.
La perdición del perdedor, ¿ya no es lo mismo?
Ya que se ha cerrado
¿quién se ha quedado dentro y quién fuera?
¿La libertad de un cuarto amurallado
es necesariamente, menos válida?
Si la calle, con sus luces, sus colores y sus sombras
te da espacio, ¿de qué carne estás hecho?
La madera que usaron para hacerte, ¿cuándo va a llenarse de insectos?
Si lo puro es incorrupto se asemeja a la muerte,
las obras parecen que perduran en el tiempo, ¡qué clásicos!
y las manos que crearon, ¿cuándo mueren?
El hueso del cráneo dura más que su materia blanda,
esta podría hacerse agua tan sólo cerrando el puño,
pero, ¿qué puño quiere matar la vida así creando?
¿qué mano se alza y se cierne alrededor de mi garganta?


Los esclavos no hacen la esclavitud
giran en la rueda
los amantes, no se aman,
hacen carne la palabra.
Los que odian, de verdad, no han conocido
tienen hambre, sed y fe.


¿Qué se dan los amigos que se arañan?
¿Sólo herida o cicatrices?
Los sombreros que se vuelan,
las visiones que me mandan
¿Desde dónde, desde cuándo? No lo sé.

martes, 12 de junio de 2018


Hacerme a mí misma con la sal: purifica a la domadora, corazón de piedra salada.



Un salón finito para el desastre, un corte de voz en la esquina
amor de gato rojo
es llorar a gato negro.