sábado, 28 de junio de 2014

Bombean con fuerza, ellas se sentarán y yo me sentiré más invisible. Me camuflo tanto que pierdo la existencia. Ellas se mirarán entre sí extrañadas y se preguntarán individualmente si alguna vez me conocieron. “Demasiado abstracta, quizás sólo fuera producto de nuestra imaginación”. Tácitamente reafirmarán de forma colectiva la creencia de que yo soy una idea inexistente, un conjunto de hechos extraños. Pero luego se mirarán las cicatrices, todas compartirán una y yo las tendré todas, entonces estaremos unidas físicamente. Ya apenas guardo nada, mi museo ha cerrado por falta de objetos, desecho recuerdos materiales. Cuando seamos polvo los nuestros serán como si nunca hubieran existido.
Raquítica esencia, no me devuelvas nada de lo que fui, porque hoy me siento más niña que nunca, alimenté mi ego algún tiempo y ahora me golpea tan fuerte que me hace gracia. Ella se sentará y no pensará en mí, yo me sentaré y no pensaré en ella. Como un ente fantasmagórico sopla detrás de mi nuca helándome las ideas, petrificando la ironía en la piel. Mis presentimientos son paranoias absurdas que un día tuve tan repetidamente y a las que les cogí tanto cariño que ahora sólo puedo esperar que lleguen, como hojas de cuchillas. Yo repartí las cuerdas con las que hoy me atan, pero escondí cuchillos en cada pliegue de mi piel, alimentándome a marchas forzadas para esconderlos. Vomitando cuando flaqueé, a punto de descubrirme. La perdición amenaza como bombas atómicas en manos de gobiernos democráticos. Tuve la decencia de hacerme un mapa. Recorté hojas de periódicos viejos y envolví mi falta de sentido del tacto.
Mi vida últimamente es una carrera de fondo, por muchas causas, porque no paro de huir a una velocidad vertiginosa y porque creo que me dirijo a un lugar bastante subterráneo. Me aterra y me tranquiliza por igual. En la incertidumbre del momento me consuelo pensando que quizás atraviese el mundo y llegue al punto más alto del otro extremo. Están dejando de importarme muchas cosas, el proceso de liberación consiste en rajarte y sangrar. Le he cogido un especial cariño al suelo y veo el futuro lejano tan próximo que me devuelve el reflejo de mi rostro actual. Desaliñado e inocente. Por eso me río, me río mientras lloro porque he aprendido a controlar el llano exterior, he dotado a las esquinas de otras funciones, así que mis mejillas ya no se mojan. Me muerdo los labios hasta que sangran, pues es el único contacto verdaderamente cálido que aspiro a tener. Estoy al borde de algo, eso es seguro.
Últimamente parece que me hace gracia ser consciente de mis propias acciones absurdas, arrastrarme hacia precipicios de caída desconocida. Parece ridículo ver a alguien reírse camino del trullo o en la cama de un hospital. Creo que todos nos sentimos un poco solos y necesitamos creer que al menos nosotros nos comprendemos, pero para eso tenemos que ordenar pensamientos y eso no es siempre es fácil. Unos escriben, algunos dibujan, otros arrasan con proyecciones la humanidad entera. Es fácil saber cómo se siente alguien que dice que todos tienen una vida muy aburrida, menos él. He golpeado la cabeza sobre el cristal mojado y no he obtenido respuesta. Pero cuánto más escribo más confusa me siento y creo que esto no va a parar nunca. Llevo meses evitando esto y ahora todo ha salido a borbotones y en todas las líneas que vomito ahora hay miles de mensajes ocultos que tengo que ir descifrando, qué irónico que todo lo que diga yo no lo comprenda. Hablo a través de mí como quien atraviesa espejos.
Me acechan miedos invisibles, en todas las esquinas se graba un nombre, pero yo sigo provocándolo, hasta el punto de temer mis propios miedos, suelo adentrarme en espirales de histerias autoinflingidas. Estoy creándome unas teorías de la hostia que voy poniendo en práctica. Cuando controle mis momentos depresivos podré elevarme y seré indestructible. Mi kriptonita será todo lo que no me meta. Mi madre me colgó cabeza abajo para darme la inmortalidad y ahora ando desquiciada lamiendo todas las esencias que pueda para que nada me haga daño. Los perros ladran a los desconocidos. Metafóricamente podría decirse que nada de lo que escribo tiene sentido, pero literalmente está muy claro. Busco mi centro de gravedad, intento crear situaciones reales a partir de esperanzas camufladas. Sigo siendo una ilusa. 


La misma flecha que marca mi camino me atraviesa y yo sólo puedo dejar rastros de sangre mientras me desplazo. Se van cerrando puertas conforme avanzamos pero las que quedan abiertas cada vez son más profundas, no sé si uno puede perderse en las profundidades o si  por el contrario regresa al lugar de dónde salió. Nacemos desvalidos y morimos desvalidos. Después del camino sólo podemos volver al punto de partida con viejas cicatrices. Me entra miedo escénico cuando avanzo entre la multitud, porque no me miran y porque no se miran entre ellos. He tejido una red en la que ahora me enredo. Cuando me aburro me lanzo a un vaso y allí soy mi propia presa, ahogándome en todo tipo de sustancia líquida. Me consumo, me renuevo. Estoy creándome a partir de mí misma y eso sólo ofrece una infinidad de posibilidades claustrofóbicas. He fumado en tejados y he comido bolas de nieve, pero ahora quiero hacer combinaciones imposibles. Bucear leyendo a Baudelaire o hacer macarrones en mitad de clase de lengua. No soy suficiente madura ni estoy preparada para pasarme toda la vida haciendo cosas normales.

viernes, 27 de junio de 2014

Choca contra las paredes del olvido, rebobinando cuando no encuentra salida. Había nadado catorce kilómetros sólo para encontrarte, pero te fuiste, la extenuación impide que me afecte este hecho. Mutilo mis instintos para no pensar. Mi fuerza de voluntad está perdiendo consistencia y sólo se manifiesta cuando no tengo necesidades. Desde que empecé creí que podría vivir sin todo menos sin sexo y joder, debería estar muerta a estas alturas. Intento trastornar mis necesidades, me despierto de madrugada y sólo así me siento en paz. El día se ha convertido en un paréntesis para malgastar a voluntad propia. He estado pensando y creo que lo que te da felicidad no puede matarte cuando desaparece y lo que te hace infeliz no puede darte felicidad si desapareciera. No he llegado a ninguna conclusión clara porque me estaba durmiendo en horas de estudio, pero mi último pensamiento ha sido que estamos condenados a vivir en un absurdo y que tendríamos que hacer un montón de extravagancias para creer que no somos neutrales ni vulgares. La otra opción es vivir de forma totalmente austera y sencilla. Quizás vaya alterándolas, o acabe así, es bastante posible. El camino del exceso lleva a la sabiduría, ¿no?, y cuando llegas ¿qué haces? Pues tendrás que sentarte y empezar a hacer cosas menos excesivas, ¿habéis visto a un sabio metiéndose speed a las cuatro de la mañana? Pero bueno, luego siempre están los que se quedan a mitad de camino y los que nunca llegan. Es difícil decir en qué punto se encuentra cada persona. ¿Buda era un principiante o un iluminado? El final y el principio son iguales, pero en el camino se encuentra la diferencia. Un vaso puede estar vacío porque nunca ha sido llenado o porque alguien acaba de bebérselo. Es complicado evaluar a un príncipe fugitivo a la orilla de un río. 

Libertad

Poseedores de todo,
son nada.

Los únicos libres
son los que pueden
y los que no quieren.

Diógenes tiró
su puto cuenco
y dijo al rey
que sólo quería sol.

Poseedores de nada,
son todo.

Que corra la tarjeta
como quien se corta las venas,
con el mismo estilo
y un fin parecido.

Se envuelven paquetes
y se lanzan a voluntad
de quien puede permitírselo.

En las islas desiertas
sólo habitan
quienes pueden comprarlas
o quienes naufragan
en ellas.
Hibernar mil años para tener tiempo suficiente, culparme por perder el tiempo, matándome en silencio, consumiéndome como una barra de incienso, si alguna vez he tenido una certeza ha desaparecido y en mi mente sólo se alza un sentimiento marcado a fuego. Soy como un animal que se autotortura, mis manos calientan el acero que atravesará mi piel. Me alejo de todo como una placa de hielo a la deriva, me descongelo mentalmente, las metafóricas lágrimas resbalan sobre mi superficie pero exteriormente me muestro implacable, joder, me estoy helando de forma literal, y eso que yo siempre he abogado por la salvación ajena. Cuidado contra qué luchas, somos espejos. Me adentro en la noche, llevo pensando en dormir todo el día, pero ahora me parece algo tan irreal, empiezo a perder la noción de mis sentidos y creo levitar cuando seguramente esté a punto del desmayo, o algo así. Leo a escritores malditos y empiezo a crearme la certeza de que alguna vez alguien encontrará todas mis letras cuando yo haya muerto. Me dicen algo que me alegra, mi hermana cree que acabaré con cincuenta años y el pelo rapado viviendo por las montañas. Ojalá y tenga razón. Dice que me ve sonriente, siempre me he considerado una persona alegre. Una vez me identifiqué con un loro, ahora me hacen un puto test psicológico y resulta que soy una serpiente. No lo veo tan descabellado. Por primera vez en la vida tengo bastante miedo.
Me he limitado a ser un espejo fiel de lo que la gente esperaba de mí, todos me aceptan aun en el odio, mi padre cree que tiene una hija muy problemática, perdida, nunca salgo de casa sin dejar claro que voy a una orgía o a comprar algún tipo de droga. Pero como todo, va por épocas, normalmente me mantengo en silencio y me limito a permanecer impenetrable. Obvio respuestas y procuro que ni siquiera me rocen los comentarios, estoy empezando a controlar mi ira, bueno, en realidad no, pero finjo que lo hago. Las personas no son conscientes del daño que pueden hacer, luego hay tantos homicidios y se creen que todo el dolor y la violencia crecen de la nada. Las setas venenosas hoy se plantan y se recogen por igual, nunca se sabe quién será el desgraciado que tenga que tragarlas pero por supuesto esa aleatoriedad es una forma de expresar el dolor contenido, como si el individuo tuviera que pagar por la masa, por una masa de individuos que se mueven y rajan de igual manera, indiscriminadamente, sin responsabilidad alguna. Todos nadamos en las mismas aguas y bebemos de los residuos colectivos, nos destruimos destruyendo. Estamos unidos por finos hijos de marionetas interconectados. Cuando cae el telón nos guillotina  a todos.
Ni siquiera puedo escribir, estoy anulada, petrificada en el desastre, en un temblor constante que me lanza lejos pero me impide la huida, recluyéndome entre muros sobrecargados observo expectante todos mis deseos en el aire, la ilusión se desvanece como el vaho al abrir la puerta. La corriente de aire me arrastra y me hace desaparecer. Tengo esperanzas estúpidas y cuanto más las reafirmo más me anclo a la nada, me torturo con la expectación de un niño que no sabe que la función se ha cancelado y que de mayor tendrá que trabajar barriendo los desechos que dejan los otros niños al salir del circo. Nadie come cacahuetes, como tantas otras representaciones físicas de la tradición inexistente. Han desaparecido los elefantes, los ratones no comen queso y las noches no son para dormir. Necesito alejarme de aquí, pero sólo la idea de desplazarme me crea ansiedad, así que me siento y me recreo en mis palpitantes impulsos por coger una mochila y amurallarme. Me siento en mitad de un iceberg que se desprende poco a poco y se separa de la masa de hielo, me alejo del frío glacial y aún me congelo más, deshaciéndome en el desastre. Soy la soledad del territorio deshabitado, los ecos me devuelven las mismas súplicas a modo de burla mientras yo me mantengo alargándome, estiro mis extremos hasta que se tocan y como una goma golpean las manos de quien los sujeta.

miércoles, 25 de junio de 2014

Lo que nunca dije no podrá ser dicho, porque no tengo un vocabulario capaz para pronunciarlo ni mente suficiente como para asumirlo, pero lo siento y me rijo por ello. Mis comportamientos son putos espejos que cortan y sangran de la misma forma que yo lo hago, siempre tan confusos y contrarios, confundiendo constantemente a quien mira para informarse. Yo soy un caos, la confusión personificada, no hay tregua ni luz en situaciones de alarma, pero voy guiándome y a veces incluso acompañada. No exijo tiempo ni hago contratos, he pasado de las sonrisas tácitas y ahora sólo acepto que caminen con una distancia de seguridad entre las manos, medio metro. Nací nadando y vivo arrastrada por la corriente, nadando cuando me aburro, buceando por norma, adentrándome en los fosos donde nadie acostumbra a hundirse. Así estamos, armo corazas y las vuelo, teniendo momentos de debilidad supremos, ardiendo en llanto, evaporándome. Cuando no encuentro las puertas acampo en el centro, enciendo hogueras y finjo acomodarme. De vez en cuando robo dinamita y la almaceno en vena, explosiono de forma cíclica, aunque desordenada. Soy una sorpresa para los que aún no me conocen, por eso algunos temen mis episodios.
Me desvisto cabeza abajo pero no me importa, siempre dando vueltas a lo absurdo y amoldándose a trozos de plástico martilleados en noches de borrachera, llegar a casa y sentar el mundo bajo la posición del indio. Ser mejor de lo que pensabas y decaer sin llegar a complacerte el cambio. No he sido demasiado buena, tampoco demasiado mala, y en esta neutralidad me debato entre romperme las piernas y seguir lanzando alaridos de auxilio o esconderme en pozos sin fondo, porque nadie busca, pero de fácil acceso para los que estiran la mano. Prototipo de nutria escurridiza que nada con las manos sueltas y desesperadas, acostumbrada a no tener sustento ni apoyo en el que mantenerse, siempre a la deriva, bruja almidonada. A veces tengo esperanza, como todos, no es tan malo todo ni estoy tan mal, al fin y al cabo, hoy he tenido una buena señal, como todas, nacida de mi cuerpo, lo que te debilita te da vida y por eso bebo y sangro mientras me recreo en espirales uniformes, saltando bancos, mojándome cuando nadie mira. El caso es que hay nubes durante días y nunca me sentí tan cómoda, amenazas constantes me salvan de lo que no me digo. Concreto, creo horarios para luego no cumplirlos. Odio que me encierren y dar explicaciones, quizás acabe en el Tíbet fumando opio, siempre sola con mil espectros. 

jueves, 19 de junio de 2014

Espiral subterránea

Mi inestabilidad
se extiende hasta mis manos
que tiemblan
difuminando el cosmos
y las estrellas bailan
demasiado rápido.

Me da vueltas el cielo
y la tierra me parece
demasiado dolorosa,
habito en el inframundo
recibiendo el vapor
del agua que se filtra.

Amanezco a cualquier hora
y en cualquier lugar.

Deseo vomitar al mundo
y vomitarme a mí con él
en un ciclo
destructivo-creador
infinito.

Ironía en la piel

El látigo incita a la silla,
corren de forma traviesa los semáforos
y yo me perforo con estalactitas
excusándome en que el agua
no corta.

Jugamos a lanzarnos dentro
de glaciales en llamas
pensando que se compensarán
las temperaturas,
eh, y sobrevivimos,
a tientas, arrastrándonos
con irónicas cicatrices.

Cómo explicar que
en tu piel yace
la cura a lo que te dará muerte
igualmente marcada.

Atemporal

Mis sentidos están descoordinados
y siento el miedo antes
de ver la caída
y sangro antes de rozar el suelo.

Temo todo lo que no ha llegado
y soy incapaz de
sentir el tacto de una caricia
en el presente.

Esto empieza a provocarme
un masoquismo indirecto,
pues sonrío cuando
me pegan un puñetazo
azotada sensorialmente
por el beso de ayer.

(durante el que lloré, por supuesto)

Idem

El agua no cae
sobre los tejados
pero yo me ahogo
pensando, soñando
en niebla.

Me grito a mí misma mensajes
cuando no puedo escucharlos,
para alterarme,
para confundirme.

Si la respuesta está dentro de mí
quizás tenga que rajarme
y sacarla, afuera,
brillante por la sangre que resbala
o amenazarla cuchillo en mano,
riéndome
con el revólver en la recámara,
entre el fémur y el cráneo.

La respuesta es la misma que la búsqueda
y sólo el viento que me empuja
me susurra
lo que llevo años gritándome.

martes, 17 de junio de 2014

Imán

Todo lo creado
alrededor de ti
te envuelve
y se proclama valiente,
sin dar direcciones
ni ningún tipo de información.

Tú te giras y das vueltas
sobre ti misma
para sentir la esencia
de lo que ahí habita.

-¿De dónde habéis salido?
-Nos trajiste tú.

Océanos en el desierto

Rodéame, tú, con esos canales de fuego
que invitan a la huida
e impiden la misma.

Acaríciame con el látigo del amor contenido,
para que lo sienta marcarme la piel
y retirarse
con la misma fuerza,
para que me haga desear de nuevo el impacto.

Eres como el mar que se aleja
a la llega de los bañistas
y por la noche enviste,
a oscuras, sus pertenencias olvidadas,
para arrasar sin hacer distinciones
ignorando la magnitud de lo que arrasas.

Túneles

No más lejos,
noto el sabor a fruta
en las nalgas,
mientras tú me escuchas
yo asiento
y tácitamente
creamos un pacto
no verbal.

Risas preceden al llanto,
pero nada lo inunda todo.
Quién sabe por qué lloramos,
mirar un espejo
es nuestra continua situación.

¿Qué coño pasa con el que traspasa el reflejo?

¿Existirá algo más lejano que el eco?

Y si se escuchan súplicas
¿a quién pertenecen?

Siento un desconcierto
constante,
pues no sé si lloro
o si oigo llorar.

Soy humo

Soy el último trago de un cubata
de ron,
el hielo deshecho,
clavos entrando en la piel,
metal,
proyectos de más clavos.

Soy el humo del cigarro,
el placer y luego la colilla.

Paso de boca en boca
y acabo en el suelo,
contengo historias de noches
y esencias de problemas humanos.

Soy el refugio del que fracasa
y la celebración del que cree
que ha triunfado.

Contengo a los dueños de las bocas
que habitaron en mí,
poseo su muerte
como una vez yo fui poseída.

La excusa para realizar acciones
reprochables o vacías.

La excitación, la culpa, la sinceridad.

Soy la euforia después del trago
y el llanto posterior a la asimilación
de este,
las ansias de derretirse,
de fundirse con el suelo,
de desaparecer.

Soy el conjunto de recuerdos
que empiezan a limpiarse después
de un invierto ametrallándolos
con lágrimas.

Nado y vivo en torno a ti,
respiro moléculas de aire
que formaron el cuerpo de un dragón.

Habito entre realidad y fantasía,
en una irrealidad muy cruda.

El alcohol se usa para curar heridas.

Soy todo lo que puedo ser y aún no sé.

Pían los pájaros

Oigo piar a un pájaro
a las cuatro de la mañana
y me pregunto
"¿los pájaros también sufrirán insomnio?"

Estoy sentada y lúcida
sobre la cama, sintiendo la noche,
el paso detenido del tiempo.

Escribo a contrarreloj, sin prisa.

Oigo piar a los pájaros
y dejo de sentirme sola.

Tinieblas

Un círculo cerrado acompasa
mis pasos, amortiguando mi cuerpo
en cada salto al vacío
y fluyo entre respiraciones ajenas
que me condenan de forma desconocida,
maquillando cada sentencia
inasumible,
bebiendo vino para que resbale
el asfalto.

La noche no es fría y me asusta
enormemente verme engullida
por el mundo,
porque yo obvio las señales
y los procesos,
omito el tránsito y siempre
me veo lanzada y descubierta,
cruelmente, a una realidad
demasiado estéril.

Así que me acurruco y huyo
creyendo protegerme,
fingiendo,
vuelve a ser de noche
y desconozco qué he hecho
los últimos catorce días.


El retorno

Algo arrítmico se produce
durante la noche,
diría que es el paso normal del tiempo,
sin horarios ni pretensiones,
sin mordaces aspiraciones directas.

Las agujas de la formalidad y del deber
se detienen, el punto muerto
te otorga la libertad con la que puedes
ser realmente moral sin necesidad de
leyes prefijadas o símbolos amenazantes.

Cuando todos desean lavarse las manos
yo me mancho, me unto y me recreo
añadiendo forma a mi ente indefinido,
moldeable sólo por mis manos,
maleable para los que tienen pulso,
y es que son necesarias horas
de entrenamiento indiscreto
en el que renaces
y abandonas la lucha por la supervivencia,
ajeno al valor de cada instante,
imprecisa e involuntaria lucha
la de dejarte fluir creyendo abandonarte,
inyectándote tierra en vena,
como los niños cuando juegan
sin pensar que han de hacerlo.

miércoles, 11 de junio de 2014

Metáfora acuática

Nos hemos conocido flotando
en el mar muerto,
salado por nuestras lágrimas
que se vierten sobre el llanto ajeno,
cubriendo la resignación
de nuestros ancestros.

Hemos chocado a la deriva,
arrastrados
por una fuerza nula
que fosiliza nuestras extremidades
y congela toda posibilidad de huida.

Pero el frío es mental
y uno puede extraer el jugo dulce
de la vida
cuando ha vomitado suficiente agua salada,
cuando ha repudiado los arrastres
y la deshidratación,
la inercia.

Una vez aquí
no sé si nadar a la orilla
o hundirme hasta el fondo,
adentrarme en la oscuridad muerta,
 la base sobre la que flotan
los cadáveres
y coger la arena con mi mano,
guardar en mí un pedazo
de granos inertes
como muestra de desobediencia,
porque hoy no me conformo con
salir a flote,
no por norma, no sin causa.

Si he comprendido
que la capa acuática
es tangible y superable
debo habitar en el fondo.

Seré dueña de mi hundimiento,
cuando se apague la luz
todo será más metafórico
pero más real.

Mientras no lo repitan

Todos nos hemos mentido,
pero yo he roto
cristales en mi espalda,
creando mapas,
haciendo círculos perfectos,
matándome por no poder
cicatrizar con la perfección requerida.

He huido, bueno, quizás no,
pero lo haré,
me quedaré en mi tierra
o me marcharé a otras muy lejanas,
donde no se escuchen los mismos ecos,
o al menos donde yo no los entienda.

Espectro

Le he visto fallar,
desmentir por norma,
olvidar por causa,
la he visto y se ha marchado,
con el mismo aire
con el que vino,
tragando lo mismo de siempre,
riendo por inercia.

La he visto,
pero ya no está.

¿Cuánto puede durar un pájaro
herido en tierra?

Hasta que lo devoran los gatos.

boomerang

Repetir en voz alta
-¡Grita!
-Sí señor, grito señor.

No grites tu nombre,
no mancilles tu piel en vano,
jamás te proclames.

Definirse es enclaustrarse,
exponerse a flechas ajenas
que te encerrarán
y cada vez el círculo será
más pequeño, más inquisidor.

Los amorales son libres,
pero tienen una capacidad menor de sentir.

Son esclavos del vaivén del tiempo.

Ten moral, no la proclames,
no juzgues.

Mira, analiza, ríe,
ríete de ellos,
no señales,
los dedos que lanzas vuelven a ti.

Hoy no tengo pensado dormir demasiado,
no es de noche, pero todo empieza
a darme igual.

Senderista

Bebemos de nuestras mayores virtudes,
los defectos no crean tristeza,
llega a las altas cumbres
y bebe,
del fondo de los charcos
sólo se puede sacar lodo.

Escala la montaña
y empezarás a beber,
allá arriba sólo
te guías por las estrellas,
qué defecto el mío
que me hace seguir sólo
a las fugaces.

Trazo mapas en espaldas ajenas,
sigo sus culos
hasta que llego a mi destino,
entonces ya pueden irse,
marcharse como han llegado.

Qué importa en qué agujero caer

Muchos desean tener alas,
anhelo común de los que
no las aprovecharían,
qué importa cómo desplazarte.

No importa ser gusano
o halcón.

Nuestros deseos señalan
nuestras carencias.

Quien no aprovecha las piernas
no aprovechará las alas,
hay cielo abierto
igual que hay tierra abierta.

No importa precipitarse
hacia un agujero negro
o hacia un volcán en erupción.

Espejos

Nos transformamos
con el impacto,
el cuchillo entra en mi piel
y yo me transformo en cuchillo,
el hierro candente me marca
y yo ardo
quemando a cuanto me rodea.

Somos el reflejo directo
de lo que recibimos.

Otra opción es invertir la acción,
quien tiende la mano exageradamente,
quien sonríe de continuo
quizás haya sido apuñalado.

Somos espejos,
algunos nos invertimos
con el golpe
y otros adquirimos sus aptitudes.

Los extremos nacen separados
pero mueren unidos.


Qué extraña forma

Amaestro a las nubes de tormenta
para que me sigan,
para excusarme cuando me moje,
para disfrutar de la soledad
de un paseo en góndola.

Me envuelvo en una capa imperceptible,
aún demasiado frágil,
agudizo mis sentidos
y respondo con nefasta educación siempre.

Me hablan de futuro
y yo sólo puedo imaginar papel
manchado de sangre.

Me dicen que me vista
y no entienden que
los que me piden eso
jamás serán capaces
 de verme desnuda.

Gotas

Goteando sobre el escudo de plata
cae la condensación
de los sentimientos humanos,
rabia contenida,
amor,
tensión sexual no resuelta.

Se precipita inexorablemente
sobre todos nuestros tejados.

Ajenos al significado
de la humedad que nos envuelve
caminamos por las calles,
vagamos por los barrios,
salimos a comprar,
bebemos,
nos creemos únicos.

De vez en cuando hay goteras,
no hay que darle más importancia
a ese hecho.

Nos mojamos de tanto en tanto,
nos resfriamos,
superamos la enfermedad rápido.

Los médicos han inventado curas,
vacunas, antídotos.

Seguiremos mojándonos
y obviando su significado,
estaremos impregnados
de la esencia del hombre
pero nos curamos,
reparamos techos,
bebemos restos humanos.

Tu rabia moja a tu vecino,
su amor te cala,
nos despertamos de madrugada
mojados,
los fluidos humanos nos manchan,
pero tiraremos las ropas,
repararemos brechas
y la condensación seguirá aumentando,
creando presas,
nadando sobre nuestra propia sombra.

Buenas noches

Nunca he sabido el significado
real de las palabras,
sonidos que se deforman
cuando llegan a tus oídos,
tamizados,
pervertidos
por una mente forjada
a base de filtros.

No me fío de los poetas
ni de los que hablan mucho,
ni de los que leen mucho,
siempre he pensado que esconden algo.

Son los que arrancan velos
y miran tras el telón
de un escenario sin montar,
los que pueden anticipar la función.

Pero he aprendido a interpretar miradas,
sonrisas fingidas, gestos.

Con semblante más humano
que felino,
desarmada, sin garras.

Me siento a esperar el próximo acto,
engañándome
para sorprenderme,
desviando mis instintos.

No ha caído la noche
pero vivo en una niebla constante,
para guiarme
programo mis manos
bajo las coordenadas de mis impulsos.

Me llevan a portales ajenos
a horas intempestivas,
quién sabe,
quizás le dé las buenas noches
a una ancianita de aquí
hasta que se borre mi último acto.

Mar muerto

Que no nos entienden,
ni nuestros actos ni nuestro idioma,
nosotros,
que hemos nadado de espaldas al océano,
que hemos flotado en el mar muerto,
en vida por nosotros,
manteniéndonos en conserva,
quitándonos el dulce sabor efímero
de nuestras almas.

Que para sobrevivir hay que flotar,
dejarse arrastrar por las olas,
impregnándote,
permaneciendo sediento,
deshidratándote.

Que nos hemos conocido en bares
donde intentábamos hundirnos,
bebiendo lo suficiente
como para volar un trasatlántico,
jurando reencuentros
en tierra,
con miles de litros de agua sobre nuestras cabezas.

lunes, 9 de junio de 2014

Bombear

Salto,
de barra en barra,
de persona en persona,
bebo de todas y todas
corren por mis venas,
nadan en mi sangre,
sedienta de ellos,
sedientos de mí,
invocándolos,
ardiendo, pidiendo perdón
por anticipado,
aceptando disculpas.

Rompo formalismos,
cuando termina la carrera,
cuando los niños dejan de jugar,
la sangre llega a mi corazón
y allí se asientan,
bombeándolos en todas mis acciones,
siendo mi coraza,
mi escudo,
acuden a mis manos,
con las que volveré a tocar otros cuerpos,
a mis ojos,
con los que volveré a mirar otras almas.

La sangre nutre a la sangre
y yo soy un círculo, vicioso.

De creación en creación me rompo,
cíclico ser nocturno,
esnifo mis cenizas
y siempre permanezco en mí
y siempre en mí permanecen.

miércoles, 4 de junio de 2014

Gritos

Más té,
más café, más alcohol, más sexo,
más experiencias vacías,
más realidad,
más evasión de la realidad.

Más muros, más broncas,
más odio.

Podemos! Qué coño vamos a poder…

Deseos constantes atenazan mi mente,
paralizan mi acción,
me enturbian.

Lágrimas petrificadas,
más semáforos en rojo, siempre en rojo,
curiosidad por la sangre,
creciente, fluida.

Más desgarros, aversión, asco.

Movimientos agresivos congelados,
pasividad.

Ataques, atacantes, atacados.

Decido no hablarte,
Nunca.

Debería ejecutar los castigos hasta el fin,
pero al fin y al cabo,
¿de quién huyo?

No quiero pensar,
más humo, más fuego,
más cenizas.

A la mierda los amaneceres,
insomnio, cansancio, arcadas.

Las puertas no cierran,
no hay fondo, no hay luz.

Sentada sentencio mi suerte,
“ojalá hoy sólo sea un mal día”
pero llevo demasiado tiempo cansada,
harta. Meses, horas, siglos.

El tiempo se detiene
en un constante deseo de huida,
en una constante proyección,
como una bala detenida en el aire,
manteniéndose, alargándome.

Amenaza con seguir su rumbo
y atravesar mi pecho descubierto,
pero yo sigo quejándome,
manteniendo el metal en el aire.

Haciendo levitar lo que me dará muerte,
pospongo así mi resurrección.

domingo, 1 de junio de 2014

Reflejos en acero

Todos bailamos,
la danza de la muerte
es el baile en vida.

Todos bailamos
en una fiesta de disfraces
donde es intrínseca una costumbre sádica,
necesaria con la entrada,
como beberte las copas que incluye
el pase a una discoteca.

Cuchillos en la barra,
todos los invitados
se colocan antifaces
y bailan
y el azar del camino
los sitúa al lado de otras gentes,
de otros casuales fiesteros.

Compartiendo espacio y tiempo,
no creo en las casualidades.

Todos armados, cuchillo en mano,
rajan a su compañero de pista,
nadie ve nunca al otro,
la lejanía o la cercanía
define el corte,
la intensidad,
la fuerza,
ejecuta el golpe.

Y así es la vida,
rajándonos como conejos,
llenándonos de cicatrices,
haciéndonos trozos,
siempre bailando
la macabra danza de la muerte.

Mapas

Antes de existir yo
fuisteis vosotros y vosotras,
y ahora,
como un difuminado espectro
merodeáis vagando
por las paredes de mi jaula,
cerrando espacios,
haciéndola hermética.

Ahora que yazco encerrada,
buscando esencias,
alborotándome,
sin ser consciente
de que estos versos
y todo lo que provocan,
lo que los mueve
y los radicaliza
fueron en un pasado
sombras no manifestadas.

Cuando cae la noche
me acecha el presagio
de futuros espíritus
que en dos tiempos
se manifestarán
de forma sutil,
casual, accidental incluso,
y poco a poco,
martilleando discretos
irán introduciéndose en mi cuerpo,
siempre dispuesta a cicatrices nuevas.

Soy un mapa que me lleva a casa,
el único que me prepara para el futuro.