domingo, 20 de abril de 2014

El barro

Agarrada a mi inevitable manía
de convencerme de las cosas
para atraerlas o no atraerlas,
de provocar y provocarme,
arrastrando sensaciones
por el barro
hasta dejar huella.

Inconsciente
hasta mi primer trago
se fosiliza en el barro
la palma de mi mano
lanzada con furia
e indiferencia,
para luego marcharme,
como siempre,
porque hoy es un buen día
para mirar atrás
y darme cuenta de que
siempre he preferido
correr detrás de lo inalcanzable
antes que aceptar
que he dejado mi mano
grabada a fuego
en barros ajenos,
y eso es porque
quizás
no sea capaz de aceptar
que alguien pueda quererme
más de lo que lo hago yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario