Estás aforada en mi ingratitud, anclada en mis obsesiones,
te paseas lánguida por mi solitario cuerpo, ¡y mira que te busco!, te busco
toda la noche, entre mis plagas, entre mis dientes, entre mi herencia.
miércoles, 21 de diciembre de 2016
Apología a la navidad2
Quiero que me gires la cara, que me des la vuelta al cuerpo
para mirarme desde lejos. Has venido con pimienta en vena y yo con deseos de
tragar tu sangre si la escupes en mi
boca. Arráncame los días flácidos de alegrías por los viejos amigos y esos
envidiables sonidos blandos, las bocas esas, todas las opiniones que me
importan una mierda, todos los que ahora son poetas, todos los bohemios,
muerte. Absenta para incendiarlos a todos y esnifarnos sus restos, si tú no
ardes. De esta pira funeraria se salva mi mano y todo lo que toco. Te quiero
coger como una gata coge a sus crías, del cuello y despacito.
Apología a la navidad
Las sábanas, mármol blanco roto por la habitación,
intentando dormir, creándonos nuestras propias alucinaciones para caer en un
trance onírico, pero no se puede, no se puede, nuestra cabeza anda en otra
parte y nuestras pulsaciones saltan como perros contentos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)