Un círculo cerrado acompasa
mis pasos, amortiguando mi cuerpo
en cada salto al vacío
y fluyo entre respiraciones ajenas
que me condenan de forma desconocida,
maquillando cada sentencia
inasumible,
bebiendo vino para que resbale
el asfalto.
La noche no es fría y me asusta
enormemente verme engullida
por el mundo,
porque yo obvio las señales
y los procesos,
omito el tránsito y siempre
me veo lanzada y descubierta,
cruelmente, a una realidad
demasiado estéril.
Así que me acurruco y huyo
creyendo protegerme,
fingiendo,
vuelve a ser de noche
y desconozco qué he hecho
los últimos catorce días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario