viernes, 27 de junio de 2014

Hibernar mil años para tener tiempo suficiente, culparme por perder el tiempo, matándome en silencio, consumiéndome como una barra de incienso, si alguna vez he tenido una certeza ha desaparecido y en mi mente sólo se alza un sentimiento marcado a fuego. Soy como un animal que se autotortura, mis manos calientan el acero que atravesará mi piel. Me alejo de todo como una placa de hielo a la deriva, me descongelo mentalmente, las metafóricas lágrimas resbalan sobre mi superficie pero exteriormente me muestro implacable, joder, me estoy helando de forma literal, y eso que yo siempre he abogado por la salvación ajena. Cuidado contra qué luchas, somos espejos. Me adentro en la noche, llevo pensando en dormir todo el día, pero ahora me parece algo tan irreal, empiezo a perder la noción de mis sentidos y creo levitar cuando seguramente esté a punto del desmayo, o algo así. Leo a escritores malditos y empiezo a crearme la certeza de que alguna vez alguien encontrará todas mis letras cuando yo haya muerto. Me dicen algo que me alegra, mi hermana cree que acabaré con cincuenta años y el pelo rapado viviendo por las montañas. Ojalá y tenga razón. Dice que me ve sonriente, siempre me he considerado una persona alegre. Una vez me identifiqué con un loro, ahora me hacen un puto test psicológico y resulta que soy una serpiente. No lo veo tan descabellado. Por primera vez en la vida tengo bastante miedo.

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