Mis sentidos están descoordinados
y siento el miedo antes
de ver la caída
y sangro antes de rozar el suelo.
Temo todo lo que no ha llegado
y soy incapaz de
sentir el tacto de una caricia
en el presente.
Esto empieza a provocarme
un masoquismo indirecto,
pues sonrío cuando
me pegan un puñetazo
azotada sensorialmente
por el beso de ayer.
(durante el que lloré, por supuesto)
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