sábado, 28 de junio de 2014

Me acechan miedos invisibles, en todas las esquinas se graba un nombre, pero yo sigo provocándolo, hasta el punto de temer mis propios miedos, suelo adentrarme en espirales de histerias autoinflingidas. Estoy creándome unas teorías de la hostia que voy poniendo en práctica. Cuando controle mis momentos depresivos podré elevarme y seré indestructible. Mi kriptonita será todo lo que no me meta. Mi madre me colgó cabeza abajo para darme la inmortalidad y ahora ando desquiciada lamiendo todas las esencias que pueda para que nada me haga daño. Los perros ladran a los desconocidos. Metafóricamente podría decirse que nada de lo que escribo tiene sentido, pero literalmente está muy claro. Busco mi centro de gravedad, intento crear situaciones reales a partir de esperanzas camufladas. Sigo siendo una ilusa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario