Soy el último trago de un cubata
de ron,
el hielo deshecho,
clavos entrando en la piel,
metal,
proyectos de más clavos.
Soy el humo del cigarro,
el placer y luego la colilla.
Paso de boca en boca
y acabo en el suelo,
contengo historias de noches
y esencias de problemas humanos.
Soy el refugio del que fracasa
y la celebración del que cree
que ha triunfado.
Contengo a los dueños de las bocas
que habitaron en mí,
poseo su muerte
como una vez yo fui poseída.
La excusa para realizar acciones
reprochables o vacías.
La excitación, la culpa, la sinceridad.
Soy la euforia después del trago
y el llanto posterior a la asimilación
de este,
las ansias de derretirse,
de fundirse con el suelo,
de desaparecer.
Soy el conjunto de recuerdos
que empiezan a limpiarse después
de un invierto ametrallándolos
con lágrimas.
Nado y vivo en torno a ti,
respiro moléculas de aire
que formaron el cuerpo de un dragón.
Habito entre realidad y fantasía,
en una irrealidad muy cruda.
El alcohol se usa para curar heridas.
Soy todo lo que puedo ser y aún no sé.
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