miércoles, 4 de junio de 2014

Gritos

Más té,
más café, más alcohol, más sexo,
más experiencias vacías,
más realidad,
más evasión de la realidad.

Más muros, más broncas,
más odio.

Podemos! Qué coño vamos a poder…

Deseos constantes atenazan mi mente,
paralizan mi acción,
me enturbian.

Lágrimas petrificadas,
más semáforos en rojo, siempre en rojo,
curiosidad por la sangre,
creciente, fluida.

Más desgarros, aversión, asco.

Movimientos agresivos congelados,
pasividad.

Ataques, atacantes, atacados.

Decido no hablarte,
Nunca.

Debería ejecutar los castigos hasta el fin,
pero al fin y al cabo,
¿de quién huyo?

No quiero pensar,
más humo, más fuego,
más cenizas.

A la mierda los amaneceres,
insomnio, cansancio, arcadas.

Las puertas no cierran,
no hay fondo, no hay luz.

Sentada sentencio mi suerte,
“ojalá hoy sólo sea un mal día”
pero llevo demasiado tiempo cansada,
harta. Meses, horas, siglos.

El tiempo se detiene
en un constante deseo de huida,
en una constante proyección,
como una bala detenida en el aire,
manteniéndose, alargándome.

Amenaza con seguir su rumbo
y atravesar mi pecho descubierto,
pero yo sigo quejándome,
manteniendo el metal en el aire.

Haciendo levitar lo que me dará muerte,
pospongo así mi resurrección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario