Choca contra las paredes del olvido, rebobinando cuando no
encuentra salida. Había nadado catorce kilómetros sólo para encontrarte, pero
te fuiste, la extenuación impide que me afecte este hecho. Mutilo mis instintos
para no pensar. Mi fuerza de voluntad está perdiendo consistencia y sólo se
manifiesta cuando no tengo necesidades. Desde que empecé creí que podría vivir
sin todo menos sin sexo y joder, debería estar muerta a estas alturas. Intento
trastornar mis necesidades, me despierto de madrugada y sólo así me siento en
paz. El día se ha convertido en un paréntesis para malgastar a voluntad propia.
He estado pensando y creo que lo que te da felicidad no puede matarte cuando
desaparece y lo que te hace infeliz no puede darte felicidad si desapareciera.
No he llegado a ninguna conclusión clara porque me estaba durmiendo en horas de
estudio, pero mi último pensamiento ha sido que estamos condenados a vivir en
un absurdo y que tendríamos que hacer un montón de extravagancias para creer
que no somos neutrales ni vulgares. La otra opción es vivir de forma totalmente
austera y sencilla. Quizás vaya alterándolas, o acabe así, es bastante posible.
El camino del exceso lleva a la sabiduría, ¿no?, y cuando llegas ¿qué haces?
Pues tendrás que sentarte y empezar a hacer cosas menos excesivas, ¿habéis
visto a un sabio metiéndose speed a las cuatro de la mañana? Pero bueno, luego
siempre están los que se quedan a mitad de camino y los que nunca llegan. Es
difícil decir en qué punto se encuentra cada persona. ¿Buda era un principiante
o un iluminado? El final y el principio son iguales, pero en el camino se
encuentra la diferencia. Un vaso puede estar vacío porque nunca ha sido llenado
o porque alguien acaba de bebérselo. Es complicado evaluar a un príncipe fugitivo a la orilla de un río.
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