Me desvisto cabeza abajo pero no me importa, siempre dando
vueltas a lo absurdo y amoldándose a trozos de plástico martilleados en noches
de borrachera, llegar a casa y sentar el mundo bajo la posición del indio. Ser
mejor de lo que pensabas y decaer sin llegar a complacerte el cambio. No he
sido demasiado buena, tampoco demasiado mala, y en esta neutralidad me debato
entre romperme las piernas y seguir lanzando alaridos de auxilio o esconderme
en pozos sin fondo, porque nadie busca, pero de fácil acceso para los que
estiran la mano. Prototipo de nutria escurridiza que nada con las manos sueltas
y desesperadas, acostumbrada a no tener sustento ni apoyo en el que mantenerse,
siempre a la deriva, bruja almidonada. A veces tengo esperanza, como todos, no
es tan malo todo ni estoy tan mal, al fin y al cabo, hoy he tenido una buena
señal, como todas, nacida de mi cuerpo, lo que te debilita te da vida y por eso
bebo y sangro mientras me recreo en espirales uniformes, saltando bancos,
mojándome cuando nadie mira. El caso es que hay nubes durante días y nunca me
sentí tan cómoda, amenazas constantes me salvan de lo que no me digo. Concreto,
creo horarios para luego no cumplirlos. Odio que me encierren y dar
explicaciones, quizás acabe en el Tíbet fumando opio, siempre sola con mil
espectros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario