Serpenteante llega al lugar de dónde nunca se fue, fuma opio
imaginario, en las nubes canta rebelándose, invocando de forma superior a algo
que no puede provocar, se ríe de su propia ironía. Nací desnuda y con las
palmas de las manos limpias, hoy puedo despojarme de las ropas, pues no se
pegan a la piel si no está sucia. La corrupción amenaza detrás de cortinas de
humo, pero seguid fumando (¡seguimos, seguimos!) hasta que sea demasiado tarde
(nunca es demasiado tarde) y rompeos las muñecas retorciendo a lo obvio, a
fuerza de golpes matando la coherencia para volver a ser puros, a hostias no se
soluciona nada, y como última salida escupes en el cristal de los recuerdos y
te esfumas, como el humo, como el polvo.
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