He cedido
cuando no había manos para abrirme el camino, he atravesado ciénagas para no
parar de hablar de mí, por equivocación he enviado mensajes en idiomas
desconocidos, mi creatividad, mi ser se encuentra indescifrable. Qué efímero es
un beso lanzado al aire, como el alma de quien lo recibe por casualidad. Los
gatos no temen las caídas porque han oído demasiadas veces que no les afectan.
Sus siete oportunidades no son nada comparadas con las nuestras, nos salvamos
sólo con desearlo. Pequeños círculos entrelazados entran en mis pulmones,
llamaradas de fuego establecen contacto con mis retinas. No es el infierno. Veo
la perfección como un bordillo mojado contigo encima. Asfalto agónico, catarsis
en forma de suspiro delirante, si no es posible, si no lloramos, si no hacemos
el amor, siempre podremos darnos a la bebida y renacer con tequila en la calle
al tirar todo lo que no te corresponde. Nos limpiamos expulsando de nuestro cuerpo
aquello que no es nuestro. Treinta y siete grados de tequila hacen vomitar tus
últimas comidas, invocan tu bilis. Treinta y siete manos ajenas o propias,
treinta y siete lenguas provocan tu sangre blanca. Treinta y siete ojos que
miran y no dicen nada, treinta y siete puñaladas, treinta y siete tús derraman
el mar por mis ojos. Estamos todos equivocados de camino, pero no importa porque
vamos al mismo lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario