martes, 15 de julio de 2014

He cedido cuando no había manos para abrirme el camino, he atravesado ciénagas para no parar de hablar de mí, por equivocación he enviado mensajes en idiomas desconocidos, mi creatividad, mi ser se encuentra indescifrable. Qué efímero es un beso lanzado al aire, como el alma de quien lo recibe por casualidad. Los gatos no temen las caídas porque han oído demasiadas veces que no les afectan. Sus siete oportunidades no son nada comparadas con las nuestras, nos salvamos sólo con desearlo. Pequeños círculos entrelazados entran en mis pulmones, llamaradas de fuego establecen contacto con mis retinas. No es el infierno. Veo la perfección como un bordillo mojado contigo encima. Asfalto agónico, catarsis en forma de suspiro delirante, si no es posible, si no lloramos, si no hacemos el amor, siempre podremos darnos a la bebida y renacer con tequila en la calle al tirar todo lo que no te corresponde. Nos limpiamos expulsando de nuestro cuerpo aquello que no es nuestro. Treinta y siete grados de tequila hacen vomitar tus últimas comidas, invocan tu bilis. Treinta y siete manos ajenas o propias, treinta y siete lenguas provocan tu sangre blanca. Treinta y siete ojos que miran y no dicen nada, treinta y siete puñaladas, treinta y siete tús derraman el mar por mis ojos. Estamos todos equivocados de camino, pero no importa porque vamos al mismo lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario