Ha pasado demasiado tiempo y uno aprende a vivir a base de
recuerdos que se vuelven buenos para ahuyentar el suicidio. Te conviertes en
una extensión de lo que fuiste pero más sabia. Pasa el tiempo y el mundo,
ruedan las estaciones, y esperas poder volver a implicarte en algo. Pero ya
nada me succiona, hablaré claro y en primera persona, me siento dejar fluir por
las aguas de la vida, por su superficie, como quien sólo usa el fuego para
calentarse, pero ya no buceo ni me dejo arrastrar por mi afán curioso que anhela
estar desquiciada. Sigo excusándome y diciendo que pronto llegará la primavera.
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