No conozco lo que se presenta abierto y sin recovecos, no
acepto tal imposibilidad, me asustan los espacios abiertos cuando me reflejan.
La soledad es inminente al tocar el suelo, pero levitamos cuando ardemos para
no incendiar la Tierra. Soy lo que nunca podré ser y aún así no puedo dejar de
ser, lo que no conozco y me habla a través de mí. No me sé el abecedario pero
me escribo a mí misma, no tengo nada pero me rodeo. Esta noche hará calor,
siempre vuelve el verano, ni por un momento pensé que dormir acompañada iba a
disminuir la temperatura. Me he desprendido de mi propia piel, las flores del
balcón han muerto porque nadie las ha regado, no existe regadera en mi tierra,
amaestro espectros cuando nadie mira. Cae, cae, cae. No yo, no tú. Se apagan
las luces pero la oscuridad nunca reina en el mundo de los ciegos. He renacido
mientras me incendiaba y ahora estoy hecha de fuego, indestructible en mi
condena. Me alzo cuando nadie mira para no abrasarlos, porque podría apagarme y
borrar el mundo tal y como lo conocemos, tal y como lo conozco.
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