sábado, 19 de julio de 2014

Que he perdido la fe, que es muy posible que también existan las resacas en invierno, pero he perdido la fe. Hace unas horas estaba tomando café en el Carmen y pateando la ciudad con una mochila llena de libros, lo sé, pero me absorbe de forma tan absoluta este instante que es posible que lleve cinco años gritando en esta silla y no me haya dado cuenta. Me abruma la seriedad de estas palabras, pues hay convicción en ellas y es terrorífico dudar de lo acontecido. 

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