martes, 27 de mayo de 2014

Papel de plata

Fundirse en el cúmulo
de hechos que recibes,
que te vienen dados,
fundirte en tu interpretación,
en la objetividad ardiente,
calcinada, cálida.

Beber a morro
de todo tipo de botellas,
olvidadas,
beber de borracheras ajenas,
de los restos de naufragios.

Amanecer quemándote con el Sol
y tener que renacer de tus cenizas
a lo largo del día
para luego llevar al punto culmen
al anochecer,
cuando tu asesino se oculta
y deja como cuidadoras
a unas agujas brillantes,
inquisidoras,
que te liberan con su odio.

Alcanzar el movimiento
exhausto de todos tus sentidos,
perder los deseos,
romper los papeles,
amar por dejar de reprimir,
porque no hay fuerzas para
ocultar lo que el sol difumina.

A la mierda los reflejos,
la noche es aliada
porque aunque nos vigile mordaz
sé que morirá con mi muerte.

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