A veces tengo que mover las manos para asegurarme de ser yo
quien controla mi cuerpo, la situación, el presente. Lo hago y me quedo más
tranquila al comprobar que me obedecen, pero entonces surge otro conflicto
interno porque no sé si soy yo quién ordena el movimiento y ni siquiera qué es
el movimiento. Me veo de repente succionada por un espacio blanco, hermético,
la voz no se propaga. Deseo dejar de necesitar y empiezo a preguntarme otra vez
si necesito desear cosas continuamente, pero luego atraigo mis deseos y me
quedo vacía, expectante continua de situaciones absurdas. ¿Por qué sólo me
llena lo inesperado? Deseo que me sorprendas, mierda, otra vez.
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