Esnifar con rabia todo lo que entre, siempre, intentando
evitar el encuentro último, porque de tanto buscarlo me parece ya algo
rutinario y vacío, aunque no lo es, porque no lo tuve. He creado mil teorías,
tantas, que ni siquiera las retengo todas en mi memoria, pero a veces me
asaltan, en el momento justo, cuando veo a alguien reír exageradamente y un
letrero en luces de neón me anuncia “es una persona demasiado triste”, o cuando
se cruza en mi vida alguien desencantado, con ojeras marcadas y negras, apatía
para desayunar y paso lento, escucho “puede amar infinitamente más que el resto”.
Y así pasa con todo, otras mil teorías por acabar y litros de café en vena para
contrarrestar la monotonía diurna. Sólo a veces. Otras, por el contrario se
apodera de mí la otra parte de mi dualidad perfecta y veo arte en cualquier
situación cotidiana, mirar al suelo es arte, hormigas en el asfalto es arte,
sonrisa, por supuesto, es arte. Me desquicio demasiado a menudo porque mi mente
dual no acierta a encontrar un punto de encuentro y lo único que fluye siempre
en la misma dirección es la sensación de estar harta, cansada, fiel portadora
de armas reglamentarias contra la resignación, qué irónico. Camino expectante,
paso automático, y todas esas incoherencias que rigen mi vida me hacen seguir
caminando porque en el fondo sé que en otra vida fui un pato, de esos que meten
la cabeza y enseñan su culo a todo el mundo, burlándose de la puta humanidad,
esos que luego nadan con elegancia. A veces siento que dentro de mí habitan
todas las esencias existentes, y que todas ellas me arrastran hacia un lugar,
la tierra me llama y yo me dejo a su merced, y aunque debería ser sencillo, es
un trabajo demasiado costoso, porque el mundo tira de un lado y yo intento fluir
en el río incesante de la verdad, rogando que no arranquen una parte de mi
cuerpo. Así que así me encuentro, volviendo a la tierra de dónde salí y
limpiando con sangre los cristales tintados de mi espacio, no podrán impedir
que vea el camino. Silencio, me llaman los patos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario