domingo, 28 de septiembre de 2014

Me abruma la incesante sensación de asfixia que se produce cuando lo obvio no se materializa y cuando lo material es demasiado obvio. Me arrastró tu gemido infernal empujándome precipicio abajo, cogida de la muñeca vi caer metales preciosos fundidos en ese improvisado iglú. Te prometí algo excepcional, y joder, nos fuimos por la puerta grande, afortunadamente nos fuimos, porque sinceramente, nunca fuiste lo suficiente auténtica como para haber provocado un final más digno, un suicidio al puro estilo romántico. Las breves ausencias ya nunca se sintonizan con mis alcohólicas frecuencias mentales, y es un alivio. Inviernos pasados salir a beber significaba salir a regarte.

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