Me abruma la incesante sensación de asfixia que se produce
cuando lo obvio no se materializa y cuando lo material es demasiado obvio. Me
arrastró tu gemido infernal empujándome precipicio abajo, cogida de la muñeca
vi caer metales preciosos fundidos en ese improvisado iglú. Te prometí algo
excepcional, y joder, nos fuimos por la puerta grande, afortunadamente nos
fuimos, porque sinceramente, nunca fuiste lo suficiente auténtica como para haber
provocado un final más digno, un suicidio al puro estilo romántico. Las breves
ausencias ya nunca se sintonizan con mis alcohólicas frecuencias mentales, y es
un alivio. Inviernos pasados salir a beber significaba salir a regarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario