domingo, 21 de septiembre de 2014

veni, vidi, vinci.

Diriges mi mundo
como una rueda que oxigena
lo absurdo
de las pajitas
con doble cara
y sin ella
y con prosa,
sin ausencia,
sin vodka,
sin dolor de boca.

Sin ti las noches
parecían más largas
y contigo
ardían como navajas
entre mis dientes.

Me provocas inapetencia
y sífilis.

Te arrastras dentro de mí
y no paro
y no me altero.

Yazgo reviviendo en muerte,
en vida,
en vino.

Yazgo invirtiendo órdenes,
apostando al caballo ganador.

Me solicitan
entre las doce y la una
pero yo me río
antes de que caiga la noche.

Hoy no hay lluvia
y ya no me mojo
con ausencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario