Seguimos en pie porque no hemos conseguido nada, andamos
siempre con la solución perfecta en la mente, condenándonos, nos mantenemos
vivos porque estamos incompletos. Cuando la obra perfecta acaba se abandona el
lápiz y se quema el cuaderno, muere el autor. Se salva, se invocan otro tipo de
cosas, otro tipo de lugares que jamás se pronuncian, que no se pueden
pronunciar, desaparece la lengua, el idioma, los pies, desaparecen las sombras
y los cuerpos. Mientras tanto se afilan los lápices y se ordenan los folios, se
ejercita la lengua, se maquillan los cuerpos, se alaban las sombras.
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