El viento me mató en invierno y todos nos reímos mucho porque fue banal
mi muerte, casi ridícula, él me mató físicamente y eso es muy gracioso. Que
nada afecte al alma antes de morir es casi una broma de mal gusto, un final
jamás admitido. La mayoría son arrastrados al otro lado entre risas y fiestas,
sacados del supermercado, lanzados muy lejos, nadie asume la pérdida, es algo
así como este gato que vive en mi casa y no tiene nombre.
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