El número de esta repentina dependencia no se encuentra
grabado a fuego en ningún vicio, si hubieras tenido la decencia de adornar tu
decadencia anoche cuando no había calor ni aun intentando crearlo. Volar la
casa, volar dentro de la casa. Pensar se ha convertido en un oficio bastante
desprestigiado y no quiero parar de oír ruido de fondo porque siempre me ha
parecido más interesante trabajar como si huyera. Oír del modo de sentir un
puñetazo en la sien cuando los silencios no ocultan nada interesante, mentir
por la necesidad imperiosa de querer pensar que lo que ocultas de verdad oculta
algo, que algo entraña alguna maraña de sentimientos impetuosamente marcados
por el deseo de, simplemente, dejar de tener miedo al deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario