Cuando no aclaras tu procedencia es imposible saber a
ciencia cierta si subes o bajas, qué es para ti subir o bajar. ¿De dónde
viniste? ¿Subiste tus manos desde un subterráneo túnel o descendiste toda la
noche hasta tocar suelo? Nadie vio tus ojos brillar como un gato, pero tampoco
tus manos en forma de garras para arañar la tierra. Perteneces a un rango
silencioso. Dices “ábrete” a cualquiera que te parezca adecuado para cobijarte
un rato, luego necesitas rajar para salir. De lo que más eché de menos este
tiempo son tus actuaciones magistrales, la forma de adornar tu misantropía para
parecer un santo. Muchos confundieron con ascetismo tu repulsión para todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario