Salta dentro de la caja
y huele a plata
debajo de la mesa.
Las suelas de los zapatos rasas
y tablas colocadas encima
de macetas.
Llora corriéndose
a punto de olvidarse.
Le asusta la enemistad del mundo
que contempla entre las manos.
Enfrente, dos perros se saludan
mordiéndose la cola,
en el centro de la plaza
dioses juegan a crear
revelaciones.
No hay libertad en el vaso
para el que corre las cortinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario