domingo, 8 de julio de 2018


Un círculo de sangre
una vibración
silbido de luz
azucena estancada.
Que no nos hemos dado ni la piel
ni el pellejo, ni un vestigio
sólo miradas hacia dentro,
hondas como puñales clavados
de los que no se sabe la longitud.
Hacia dentro todo es oscuridad e inexacto
los relojes se frenan
pues la hora de la carne, de la sangre
no se materializa con ese avance
es irremediable la voz que el eco muestre
fuera de la garganta
Ay, pero el viento formaliza los mandatos
y hace salir los poemas como por urgencia
cuando aquí, sin más, se maceran sensaciones.

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