domingo, 1 de julio de 2018

El cordero que escapa


Adivina qué, adivina cuál, adivina dónde
es la prueba definitiva que te darán
una prueba de amor, una prueba de vida,
de voz, de ausencia.
No se repiten los días sino en secuencias,
no se repite la vida sino en la muerte,
no encontrarás consuelo dando dos pasos más,
hacia delante el mar aguado en desánimos.
Pero si pretendes juzgar a Dios desde aquí sentado,
desenredar los hilos y avanzar en línea recta
te diré que el corazón se aburre más incluso que los ojos,
que verás tierra lisa y seca
que tu vida se tuerce en penitencia
así como un Moisés predicando en el desierto,
y aun con escucha, ¿quién oye?, ¿quién ve a quien camina solo?
Si has avanzado un largo trozo, vas a darte cuenta,
has roto el encantamiento, y bien, no eres libre,
tienes entre las manos la cuerda
que infinitamente has de seguir.


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