domingo, 21 de febrero de 2016

Que vi que no se podía huir de aquí y aquí exploto, exploto con la dinamita que me dan en su formato y no me rompo, nada se rompe, porque no está permitido con lo que cogemos, que es lo que nos dan, que es lo que existe. No me angustia no poder tener, me angustia que no exista. Me remonto a lo elemental, más no queda, y no porque esté agotado, sino porque no existe. Sufro de una especie de claustrofobia vital. Me asusta pensar en la curación, porque, ¿cuál sería? Quizá más allá de la vida queden las mismas limitadas opciones, es decir, quizá también sea temerosamente arbitrario la dual idea de “existir o no existir”.

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