miércoles, 6 de agosto de 2014

Podría haber sido más breve, pero al borde de un quinto piso los modales se relajan. Me confundí, no sale tinta del boli, a veces los errores se pagan caros, transformamos las formas, ahora será un arma blanca. No son instintos suicidas pero en ocasiones es necesario ejemplificar la metáfora, escribo con la sangre que brota de mis sienes, chica obsesionada con conceptos abstractos. Me despierto en mitad de la nada y el eco es mudo, ignora mi corazón atravesado, el metal es un adorno si se juega sucio. A las seis de la mañana los modales pierden importancia, dios, sólo las madrugadas me salvan, pues luego los adornos se superponen a las flores y acabamos amando jardines de mierda. Es hasta banal el hecho de tratar de explicarlo, no es mi intención ser lírica, literalmente estoy encerrada en un cuarto de baño, toda mi familia abajo, al parecer el suelo que piso necesita reafirmar que no encajo, nunca, me adapto bien y me divierto, sinceramente, nunca he dejado de sentirme sola.

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